jueves, 30 de agosto de 2012

Los fiordos noruegos

Vista de satélite de la costa noruega (Wikimedia)
Mirad un mapa de la costa occidental de Noruega. Es difícil, si el mapa es algo detallado, descifrar su intríngulis. Se pierde la noción de la costa seguida y compacta. Las sinuosidades son brusquísimas. Hay fiordos que entran como un clavo de agua hincado en la tierra por distancias superiores a los cien kilómetros. Nótese, además, que entre la tierra firme y el mar libre hay una cinta de islas más o menos grande, de islitas y de rocas. Su número es incalculable: las hay a miles, de todos los tamaños. Entre ellas hay un laberinto de canales, de estrechos y de pasos de una profusión complicada. En conjunto resulta un tejido de agua y de tierra de una variedad tan delirante que llega a ser monótona y abrumadora. 
Se precisa un breve rato de navegación por el fiordo para ver desaparecer todo rastro de mar. La salobridad áspera del océano muere ahogada en el hedor de la resina y de la corteza rojiza de los abetos. Desaparecen los colores quemados, los árboles retorcidos y la rocalla trabajada por la resaca. La vegetación se vuelve lujuriante y los verdes cálidos adquieren, tocados por la luz dulce y pálida de este país, tonalidades de azul delirante. El barco, rodeado por todas partes por un cierre de montañas, parece navegar por las aguas de un lago. Los minúsculos puertos de los márgenes pierden su carácter marino, no se ven ya los colgajos de red negra ni las sarts de pescado puesto a secar sobre una cuerda. El agua dulce de los deshielos no deja subir el agua salada. El pescado de estas confluencias es el salmón. Los fiordos comunican con el mar, pero nada tienen que ver con el mar.
Fiordo de Geiranger en Noruega (Wikimedia)
Los fiordos son valles de agua; la impresión que producen es exactamente esta. Se da el mismo silencio, el mismo ahogo, el mismo misterio de los valles montañeses. A veces las rocas caen aplomadas y desnudas sobre el agua muerta y se reflejan sobre el abismo sin fondo del fiordo. Otras veces se dejan caer describiendo una curva dulce cubierta de hierba tierna y de abetos oscuros, salpicada de casas minúsculas, sobre la arena negruzca y el pantanal adormecido. Las cascadas, los torrentes, los arroyos y los regueros que bajan de las rocas y los pinares, toda la música del agua que cae sobre le fiordo, el aire solitario y desierto de los vericuetos, los remansos profundos e innumnerables, adormilados sobre un velo de niebla, el viento fino que riza el agua, todo cuanto veis y oís, os lleva a la memoria la vida de las montañas. Los puñados de nieve rosada de las cumbres, las formas monstruosas de las rocas altas, su desnudez metálica coloreada de ácidos, los musgos blandos y pegajosos, terminan de remachar esa sensación montañesa.
Ello no quiere decir, no obstante, que estas comparaciones sirvan para todos los momentos. El fiordo es variadísimo y de uan novedad que nunca acaba. A menudo las paredes se agachan y forman como un mar interior. Este mar se puebla de islas, de islotes y de rocas de todos los tamaños y formas, opulentas de vegetación, habitadas o desiertas. Entre estas islas se forma un laberinto inextricable de canales, estrechos, pasos y callejones sin salida más o menos estrangulados.
Los noruegos viven en la fachada de su país. Toda la vida de Noruega transcurre a la orilla del mar o frente a los fiordos. La mayoría de los fiordos, sin embargo, no conducen a ninguna parte; las pendientes de sus márgenes los hacen inhóspitos. 

Josep Pla, Cartas de lejos, 1947.


Este texto y las cuestiones que aparecen a continuación, se han publicado en la Guía y recursos para Ciencias Sociales 1º ESO de la Ed. Santillana.

Contesta:
  1. ¿Qué son los fiordos? ¿De qué lugares son propios?
  2. Busca la definición de: sinuosidad, intríngulis, rocalla, innúmero, profusión, salobridad, hedor, sarta, abismo, vericueto, remachar, opulento e inhóspito.
  3. ¿Qué sucede a medida que uno se interna en un fiordo? ¿Qué dos "mundos" contrapone el autor?
  4. ¿Qué elementos naturales se mencionan en el relato?
  5. ¿A qué tipo de paisaje le recuerdan los fiordos al autor?

Aplicación didáctica:
Cursos: 1ºESO, 3ºESO
Temas: Relieve, aguas, climas. Europa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario