sábado, 16 de noviembre de 2013

Scott en el infierno blanco

Scott escribiendo su diario en la cabaña del cabo
Evans durante el invierno de 1911. Fuente: Wikipedia
En 1910, el británico Robert Falcon Scott se propuso alcanzar el polo Sur junto a sus camaradas Wilson, Evans, Oates y Bowers. Pero apareció un inesperado competidor. El noruego Roald Amundsen, a las 15:00 horas del viernes 14 de diciembre de 1911, fue la primera persona en alcanzar los 90º de latitud sur, es decir, el polo Sur de la Tierra. Scott llegó al mismo destino un mes después, el 18 de enero de 1912. Allí encontró la tienda abandonada de los noruegos, su bandera y una carta que le había dejado Amundsen deseándole un feliz regreso. Pero mientras que Amundsen regresó sano y salvo a su patria, la expedición de Scott tuvo que enfrentarse a uno de los momentos de frío más intenso registrados en la Antártida. El 29 de marzo, cuando habían recorrido unos 1.200 km y estaban tan solo a 180 km del campamento base y a 16 km del siguiente puesto de avituallamiento, Scott y sus compañeros fueron sorprendidos por una tormenta de nieve. Montaron la tienda y allí Scott escribió sus últimas palabras “Hemos vivido, me gustaría tener una historia que contar sobre la fortaleza, resistencia y valor de mis compañeros que removería el corazón de todos… No me arrepiento de nada”. El 12 de noviembre, Atkinson, jefe de la patrulla de búsqueda, halló la tienda enterrada en la nieve. Había solo tres hombres en sus sacos de dormir, Wilson, Bowers y Scott, y parecía que habían muerto plácidamente, como en un sueño. Evans y Oates debían de haber perdido la vida en el camino. Los cinco expedicionarios entregaron sus vidas a las gélidas manos del infierno blanco.

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